Además de ser escritor, hizo las veces de traductor. Junto a Mansilla tradujo París en América (de Renato Lafebvre, 1863), título que años después apareció en La Biblioteca de la Nación. También tradujo algunas obras religiosas y morales (Vida de Jesucristo y Conciencia de un niño).
]]>Tradujo las Odas de Horacio y dedicó mucho trabajo a la traducción de La divina comedia, de Dante; texto que luego es incluido en La Biblioteca de La Nación. Además, en el prefacio a la segunda edición de La divina comedia, titulado Teoría del traductor, expresa su concepción de la traducción y reflexiona sobre cómo traducir La divina comedia. Explica, por ejemplo, que las obras maestras deben ser traducidas “al pie de la letra” para lograr reflejar al original. También da cuenta allí de los tres tipos de notas que utilizó en su traducción: “1º Notas justificativas de la traducción, en puntos literarios que pudieran ser materia de duda o controversia. 2º Notas filológicas y gramaticales con relación la traducción misma. 3º Notas ilustrativas respecto de la interpretación del texto adoptado en la traducción”.
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