Torre de Babel

Autoría

López, Daniela;

Colaboración

Echeverría, Julieta (revisora);

Resumen

Fue construida en tiempos inmemoriales (aproximadamente 1792 a 1750 a.C) y es una edificación conocida principalmente por el libro Génesis del Antiguo Testamento. El episodio es mencionado en el fragmento que ocupa los nueve primeros versículos del capítulo 11.

Esta edificación, clave en la tradición judeocristiana, vincula el nacimiento de la actividad traductora con la fundación de la ciudad de Babilonia y la construcción de su torre. Con el paso de los siglos, este edificio acabó erigiéndose para nosotros como el símbolo negativo de la pluralidad lingüística y de la irritante necesidad de la traducción.

El edificio originalmente tenía siete pisos y más de 90 metros de altura, según se ha creído hasta el momento, si bien un nuevo estudio realizado por el historiador español Juan Luis Montero[1], sugiere que, en realidad, no habría superado los 60 metros.

Existen diversas versiones religiosas respecto al por qué de la construcción de la torre, como la de Flavio Josefo, quien asegura que la torre es una medida preventiva ante un nuevo Diluvio y un acto de venganza por los antepasados[2]; o el Midrash  de génesis rabbah, en el que se hacen cuatro pilares para sostener la “bóveda celeste”; o el Libro de las generaciones, en el que los constructores pretendían asaltar el cielo con la intención de combatir a Dios y sustituirlo por sus propios dioses o matarlo. Sin embargo, todas estas versiones coinciden en que la construcción de la torre fue interrumpida a causa del enojo de un dios, que decide confundir la lengua de los humanos para que estos no se pudieran entender entre sí y tuviesen que dispersarse por el mundo.

La teoría de que un dios fue la que asignó la diversidad lingüística como castigo, tiene diversas teorías que se oponen debido al hecho que en el capítulo 10 del génesis ya se presenta una diversidad de razas mediante los descendientes de Noe. Estas teorías suponen la construcción de la torre sin palabras[3]; que el derrumbe de la construcción se debió a la interrupción de la comunicación (por la supresión de la traducción o el silencio de quienes la hacían); o la versión de Heródoto en la que el dios Marduk decidió la construcción de un santuario que luego se deterioró simplemente por el tiempo[4].

La labor traductora, a causa de que la diversidad de lenguas, es considerada un castigo divino; es vista como una abominación que lleva una marca estigmatizadora inscrita incluso en las mismas palabras y en las mismas lenguas. Esto se refleja en su significado de «traidor», como en el italiano tradutore, traditore; «calumniador», como en inglés traducer[5]; o incluso el término utilizado en Latinoamérica, «el truchimán», que es un trujamán, tiene la connotación negativa de una persona astuta, taimadora o poco escrupulosa en su conducta[6].

 


[1] Juan Luis Montero Fenollós; Breve historia de Babilonia; Ediciones Nowtilus S.L.; 2012.

[2] Flavio Josefo; Antigüedades de los Judíos; Vida Publishers; 2013.

[3] George Steiner; Después de Babel: aspectos del lenguaje y la traducción; Fondo de Cultura Económica; 2005.

[4] Heródoto; Los nueve libros de la Historia: Libro I.

[5] http://www.wordreference.com/es/translation.asp?tranword=traducer

[6] http://dle.rae.es/srv/fetch?id=apNSTNm

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